En cada entrada de casa hay un cuenco vacío, una bandeja o una taza donde se depositan objetos olvidados o que ya  no sirven: juegos de llaves que abren puertas desconocidas, baterías parcialmente descargadas, botones sueltos, pequeñas monedas de algún país lejano… Este es el punto de partida sobre el que el joven diseñador francés Gregoire de Lafforest se inspiró para desarrollar su nuevo proyecto Balka (VIA 2014).

Diseñado para contener pequeños tesoros de la vida cotidiana, Balka es una mesa para el recibidor con una estética ecléctica. El sobre, realizado en madera de roble, cuenta con una hendidura tallada que sirve como «canal de drenaje» para deslizar los objetos hacia un gran volumen en la parte inferior de la tabla. Esta pieza, de variables orgánicas, oculta el desorden y permite recuperar los elementos, si en algún momento se desea, gracias a un pequeño agarre lateral que abate el conjunto.

La estructura lineal negra contrasta con la parte superior, sin embargo, estabiliza perceptivamente el conjunto al otorgar simetría a una parte superior irregular y visualmente, descompensada.

Sobre Gregoire de Lafforest